En varios momentos de la película, Nicolas Cage, que interpreta a Nicolas Cage, esgrime la discordante idea que tiene de sí mismo y su imagen de gran estrella con la duda sobre si tiene que volver o nunca se ha ido. Duda razonable en un actor que hizo ‘La ley de la calle’, ‘Birdy’, ‘Cotton Club’, ‘Hechizo de luna’, ‘Corazón salvaje’…, y una cantidad enorme, incontable, de cine aparentemente birrioso, aunque no hay que descartar que termine teniendo también un peso descomunal en su carrera. Nosotros, como Nicolas Cage, no tenemos la certeza de que se haya ido nunca, pero sí una cierta evidencia de que quiere volver a un cine en el que más que la cochambre pese su talento, como en la reciente ‘Pig’, que está enorme, o en esta firmada por Tom Gormican y que lo tiene a él, personaje, como protagonista, y a él, actor, para encarnarse a sí mismo, un hombre disparate, agobiado por su vida, familia, situación económica y estado mental. Nick Cage, tal cual.
Valoración de ABCPlay
Oti Rodr�guez Marchante
Además del ingenio del artilugio argumental, ‘El insoportable peso…’ tiene la gracia de la caricatura y permite ver a este actor interpretarse casi a la vez en todo su paquete de registros, casi todos excesivos, algunos de los insoportables, de los talentosos y de los descomunales, pero también esos más sutiles e íntimos que lo humanizan, algo. Al impresentable Nick Cage lo contrata un millonario excéntrico y traficante (Pedro Pascal) para hacer una película en Mallorca y, alrededor de esa línea argumental surge otra, auténtico disparate, con la CIA, el secuestro de la hija del ¡Presidente de Cataluña! y un complot más bien tirando a idiota que maneja a su modo anárquico Paco León. Y se puede subrayar el hecho de que además de los dos Nicolas Cage, el personaje y el actor, se le suma el retruécano de otro Nicolas Cage más, uno jovenzuelo y digitalizado que actúa como conciencia del real y que le da todos esos malos consejos que probablemente son los que ha escuchado siempre el actor. Tiene su gracia, un poco amarga, pero gracia.
Con todos estos elementos se trenza una digestiva mezcla de comedia, surrealismo y acción que necesita constantemente de la generosidad del espectador para disfrutarla en sus diversas fases, y especialmente cuando aparece ese actor a la baja, inseguro, con destellos de estrella y que arrastra ese peso, ya sea del talento o sea de su propia pesadez.
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