Calmada y sonriente, Garbiñe Muguruza se ha soltado el lastre de estrenarse en el Mutua Madrid Open. Una plaza complicada que, en esta ocasión, fue una victoria de pedigrí y confianza. Un 7-5 y 6-2 contra Ajla Tomljanovic que le da alivio y sentir que el descanso que se tomó desde Indian Wells ha sido la decisión correcta. «Me siento más fresca que en otras ediciones. He tenido tiempo de descansar y de entrenar. Tenía un dolor aquí, un dolor allá… Me entrenaba pero mi cuerpo no asimilaba los entrenamientos. Sé que sin muchos partidos hay falta de rodaje, pero me gusta la tierra, siento la energía del público, y con menos presión que otras veces. Así que estoy feliz«.
«He entrado al partido sin pensar mucho, con poca expectativa. Esperaba un partido difícil; ella me ganó el último partido, pero he salido tranquila intentado hacerle jugar puntos largos. Tengo mucha experiencia jugando en tierra y contenta con el resultado», analizó tras la ducha. Tiene unas horas para saber cómo juega su siguiente rival, la ucraniana Anhalina Kalinina: «No la conozco mucho. Pero ha ganado un buen partido y es una jugadora de tierra: intentaré averiguar todo lo posible sobre ella para saber cómo jugarle».
Admitió que los nervios del estreno estaban ahí, y que no se han ido ni siquiera con esta victoria. «Estaba muy nerviosa en el pasillo. Es un torneo que me gusta y en el que siempre quiero demostrar mi talento. Solo tienes una oportunidad de brillar en casa. Pero esta vez ha sido un poco más, sal ahí y que pase lo que pase y ya está. Y no creo que salga más tranquila mañana, pero he jugado puntos largos y cortos y ayuda para jugar el siguiente«. También le ayuda, confesó, que los focos ahora estén centrados en Paula Badosa, número 2 del mundo. »Creo que tener otra jugadora española en el número 2 es espectacular. Quizá es atención compartida, me gusta que sea ella que esté cerca del top«.
Y dejó una reflexión sobre la diferencia de ser número 1 y ganar un Grand Slam: «Cuando era pequeña soñaba con ser número 1, era en lo único en lo que pensaba. Quería ganar títulos, pero ser número 1 era la obsesión. Cuando gané un Grand Slam fue una sensación muy diferente a ser número 1 porque lo puedes tocar. Es un triunfo que te puedes llevar a casa. Ser número 1 es histórico, pero hay tantos cambios que no se saborea tanto».
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