Por vez primera en la historia política de Francia, una señora de la limpieza, negra, Rachel Kéké (48 años), entrará en la Asamblea Nacional (AN) como diputada del grupo parlamentario de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista).
Kéké nació en Abobo (Costa de Marfil), en el seno de una familia muy modesta. Su madre era vendedora ambulante de ropa femenina. Su padre, conductor de autobús. Su abuelo paterno luchó como soldado francés durante la Segunda Guerra Mundial.
Ante la ausencia de perspectivas en su patria natal, Kéké decidió emigrar a Francia a los 26 años, comenzando a trabajar como señora de la limpieza en una conocida cadena de hoteles de modesta o mediana compañía.
Kéké ganó cierta celebridad el 2003, convertida en la figura emblemática de un movimiento de protesta social de las trabajadoras de la limpieza de la cadena de hoteles donde trabajaban. Aquella huelga fue la más larga de las señoras de la limpieza en una cadena hotelera francesa.
El salario de Kéké pasó de 1.300 a 1.700 euros. Y su estatuto social comenzó a evolucionar. La empresa la subió de categoría. Pero ella siguió abanderando movimientos de protesta de las chicas y las mujeres de la limpieza negras, denunciando agresiones racistas y sexuales.
Buscando caras nuevas, LFI le propuso convertirse en diputada, enfrentándose a Roxana Maracineanu, ex ministra de deportes del último gobierno de Emmanuel Macron, hija de emigrantes rumanos. Kéké derrotó a la ex ministra por 50,3 contra 49,70, en la séptima circunscripción del departamento de Val-de-Marne, al oeste de París. «Mi entrada en la Asamblea Nacional, será una fecha histórica: una negra, antigua señora de la limpieza, codeándose con los más ilustres políticos de Francia. Se van a enterar…», ha declarado la nueva diputada.
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